Comenzó como un curioso e inexplicable fenómeno de combustión espontánea, en el sector de Riñihue Las Rosas de La rareza de que algunas cosas aisladas se prendieran solas se volvió tragedia 20 días después de que comenzara el fenómeno, el pasado 16 de septiembre. “Perdimos sillones, muebles, juguetes, colchones, ropa, pero sobre todo tranquilidad. Apenas podemos dormir y vivimos pendientes del olor a quemado”, lamentó el camionero Mauricio Gómez (50), mayor de los cinco hermanos que viven en la propiedad junto a sus familias.
“El incendio de la casa de mi hermana ya son palabras mayores. Gracias a Dios que nadie resultó herido, pero esto obviamente te atemoriza”, explicó el transportista, a quien su jefe no le quería dar permiso cuando por teléfono le avisaron del siniestro.
Las llamas que destruyeron una de las cinco humildes casitas de los Gómez comenzaron cerca de las 8 de la mañana, en el mismo domicilio donde se produjo el primer episodio de piroquinesis. Los ladridos de los perros llamados “Oso” y “Benji” junto a los cacareos de sus 12 gallinas, evitaron un desastre aún mayor.
Tras el incesante fenómeno de fuego, que mantiene a los Gómez durmiendo a puros saltos, el clan de La Pintana implora por ayuda sicológica, siquiátrica, paranormal, espiritual, religiosa o lo que sea, que les sirva para terminar con semejante fenómeno
“Vino un curita de El Monte, el obispo de Batuco’’ y otro sacerdote que no recuerdo. Ellos nos dijeron que rezáramos, que estuviéramos unidos… ¡pero esta cuestión no se acaba, estamos desesperados!”, alegó aburrido de la situación don Carlos. “Es comprensible que la gente no te crea, que piense que nos queremos aprovechar, pero nosotros no pedimos ayuda material, no queremos cosas. Necesitamos que alguien que sepa de esto nos dé una mano”, enfatizó angustiado el transportista.
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